Rocket Lab: Nos vemos en 10 años (Tesis de inversión)
Una tesis en profundidad de un negocio que reúne muchos atributos de un potencial bagger. Infraestructura, reputación e innovación se unen en este artículo sobre una empresa única en el mundo.
Una tesis sobre Rocket Lab
Peter Beck
Electron, el comienzo de todo
3.1. Qué es Electron
3.2. Innovaciones en Electron
3.3. Fiabilidad y funcionalidad
3.4. Electron en números
3.5. Recuperación de partes
Segmentos.
4.1. Launch Services
4.2. Space Systems
Neutron, la oportunidad más grande.
5.1. Capacidades técnicas
5.2. Futuras aplicaciones
5.3. Neutron en números
5.4. Conclusiones
Ventajas competitivas
Mercado actual - The big shortage
Directiva
Valoración
9.1. Ingresos segmento Launch Services
9.2. Ingresos segmento Space Systems
9.3. Estimación total ingresos 2027
9.4. ¿Cómo valorar estos ingresos?
9.5. Tres casos, todos posibles
Reflexión final
Disclaimer: Actualmente dispongo de una posición de Rocket Lab en cartera. Esta tesis no es una recomendación de compra ni de venta, recomendando realizar una investigación propia.
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1. Una tesis sobre Rocket Lab
Rocket Lab es una empresa estadounidense de tecnología espacial especializada en proporcionar acceso frecuente y confiable al espacio. Su misión principal es "Abrir el acceso al espacio para mejorar la vida en la Tierra", y lo hace mediante la oferta de servicios de lanzamiento, sistemas espaciales avanzados y la oferta de servicios espaciales. No te preocupes, todo esto lo veremos más tarde y en profundidad.
Desde su fundación, Rocket Lab ha emergido como uno de los actores clave en la industria espacial, posicionándose como una empresa líder en el lanzamiento de pequeños satélites con su vehículo de lanzamiento Electron.
Además, está en proceso de desarrollar Neutron, un cohete diseñado para el lanzamiento de cargas medias, lo que ampliará significativamente su mercado y capacidades. Uno de los elementos diferenciadores de Rocket Lab es su enfoque en la innovación tecnológica. La compañía ha desarrollado tecnología de vanguardia, como motores impresos en 3D y turbobombas eléctricas, lo que reduce los costos y acelera los tiempos de producción. Esta integración de tecnologías avanzadas y un modelo de negocio verticalmente integrado le permite ofrecer a sus clientes soluciones completas, que incluyen desde el lanzamiento hasta la fabricación y gestión de satélites.
En términos financieros, Rocket Lab ha mostrado un crecimiento significativo en sus ingresos. Para el segundo trimestre de 2024, la empresa alcanzó ingresos récord de $106 millones, impulsados tanto por un aumento en el número de lanzamientos como por el crecimiento en su división de sistemas espaciales. A pesar de los desafíos en la industria espacial, como las interrupciones en la cadena de suministro y los retrasos en lanzamientos, Rocket Lab ha demostrado ser una empresa resiliente con una alta demanda de sus servicios por parte de clientes comerciales y gubernamentales.
En resumen, esta tesis de inversión examinará la propuesta de valor de Rocket Lab como una empresa que no solo ofrece servicios de lanzamiento, sino que también está posicionada para capitalizar el creciente mercado de los sistemas espaciales y los servicios satelitales, adelantando que es en ésta última parte donde el negocio puede sorprender respecto a lo que el consenso entiende hasta ahora. Se evaluará su potencial de crecimiento, su capacidad tecnológica, el desempeño financiero reciente y los riesgos asociados, con el objetivo de proporcionar una visión sobre su viabilidad como inversión a largo plazo.
Por último en esta introducción, destacar que la cartera 10BaggerProject ha añadido esta posición a su cartera.
2. Rocket Lab es Peter Beck
Peter Beck, fundador y CEO de Rocket Lab, descubrió su pasión por el espacio a una edad temprana en Nueva Zelanda. Recuerda: "El primer recuerdo que tengo es estar fuera de casa con mi padre mirando el cielo nocturno. Él me señaló todas las estrellas y me dijo que cada una de ellas tenía un planeta, y que podría haber alguien en ese planeta mirándome a mí. Eso fue lo que realmente despertó mi interés por el espacio". Esta experiencia inicial marcó el comienzo de su fascinación por el cosmos.
A medida que creció, Beck canalizó su interés construyendo y probando motores de cohetes mientras aún estaba en la escuela. Reconoció que la mejor manera de evaluar sus experimentos era involucrarse de lleno, lo que lo llevó a desarrollar una bicicleta impulsada por cohetes. Al recordar esos días, Beck bromea: "Estaba en una etapa de mi vida en la que mi cerebro no estaba completamente desarrollado", refiriéndose a los riesgos involucrados. Aunque sus padres desaprobaban estas aventuras, se vieron obligados a observar su participación en una carrera de aceleración de bicicletas, donde el invento de Beck causó tal impresión que llegaron al punto de tener que enviar una ambulancia detrás de ella debido a la preocupación por su seguridad.
A pesar de que no existían cursos universitarios de ingeniería espacial en su país en ese momento, Beck nunca dejó de perseguir su pasión. "Tenía dos pasiones: una era la ingeniería y la otra era el espacio. Y no había una trayectoria lógica para mí", explica. Decidió crear su propio camino, combinando su trabajo diurno con sus proyectos de cohetes en el "turno nocturno", lo que finalmente lo llevó a fundar Rocket Lab, una de las compañías espaciales más exitosas en el lanzamiento de pequeños satélites.
Peter Beck es un claro ejemplo de cómo la autodeterminación puede superar la falta de formación académica formal. Aunque nunca estudió ciencias relacionadas con la construcción de vehículos espaciales de manera formal, Beck adquirió todo el conocimiento que necesitaba de forma autodidacta. "Logré aprender todo lo que necesitaba leyendo libros, carteándome con expertos en los EE. UU. y continuando con las pruebas de mis diseños", comenta. Su enfoque experimental fue clave para su desarrollo: "Estés construyendo un pequeño motor o un gran motor, las cosas que causan fallas son a menudo muy similares". Beck aprovechó cada fracaso como una oportunidad de aprendizaje, lo que resultaría crucial cuando más tarde fundó Rocket Lab.
Rocket Lab es Peter Beck, y Peter Beck es Rocket Lab. Un vistazo a su trayectoria en LinkedIn confirma su devoción absoluta a la empresa, siendo su única experiencia profesional desde enero de 2006 hasta la actualidad, abarcando más de 18 años.
Su primer lanzamiento
En 2008, Peter Beck alcanzó un hito significativo en su carrera cuando lanzó su primer cohete suborbital, Atea-1, desde la península de Mahia, en Nueva Zelanda. Este lanzamiento fue el primero desde suelo neozelandés, lo que convirtió al lugar en el primer país del hemisferio sur en lanzar un cohete al espacio. Aunque se trataba de un vuelo suborbital, fue un logro crucial que demostró el potencial de Beck y su equipo para desarrollar tecnología espacial competitiva fuera de los principales centros aeroespaciales globales como Estados Unidos o Rusia.
El cohete Atea-1, cuyo nombre significa "espacio" en maorí, alcanzó una altitud de 120 km, superando la línea de Kármán, que se considera el límite del espacio exterior. Aunque el vuelo duró solo unos minutos, fue una validación importante de las capacidades y de la visión de Beck para democratizar el acceso al espacio.
Este lanzamiento de 2008 fue la culminación de años de trabajo e investigación. Beck, autodidacta en el campo de los cohetes, había pasado gran parte de su vida aprendiendo sobre propulsión, tecnología espacial y experimentando con prototipos. El éxito del Atea-1 fue el primer gran paso en su ambición de construir una empresa espacial que ofreciera lanzamientos de bajo costo y alta frecuencia.
A continuación adjunto el vídeo del lanzamiento, que refleja a la perfección el entusiasmo y la dedicación del pequeño equipo que apoyaba a Beck en esta etapa temprana. Este evento marcó el comienzo de lo que más tarde sería Rocket Lab, una de las empresas líderes en lanzamientos espaciales de satélites pequeños, y puso a Nueva Zelanda en el mapa como un país capaz de contribuir al sector aeroespacial global.
Rocket Lab comienza a ser una realidad
Este primer lanzamiento significaría un antes y un después para Peter Beck, ya que habiendo demostrado a su país y al mundo entero su capacidad, y fruto de sus muchas presentaciones, comenzó a recibir ayudas de diversos frentes. El Gobierno de Nueva Zelanda invirtió en su proyecto viendo una oportunidad de hacer pruebas espaciales en su propio territorio, también recibió inversión de fondos de capital riesgo (en especial de Khosla Ventures) y una importante inversión de Lockheed Martin (que pensó que asociarse con un proyecto innovador podía ofrecer soluciones rápidas y eficientes para el lanzamiento de pequeños satélites).
De 2010 en adelante, y con este apoyo inicial, Peter Beck comenzó a trabajar en el desarrollo de su cohete insignia, Electron, diseñado específicamente para lanzar pequeños satélites a órbita terrestre baja (LEO). Este cohete destacó por su motor Rutherford, el primero en ser completamente impreso en 3D y utilizar turbobombas eléctricas, lo que redujo significativamente los costos y tiempos de producción.
Electron, el buque insignia de la compañía
En 2014, Peter viajó a Estados Unidos y realizó lo que llama una "peregrinación de cohetes". Durante un par de meses, visitó diferentes lugares significativos para la industria espacial, desde la NASA hasta Aerojet Rocketdyne, un fabricante de cohetes. Además, ofreció charlas sobre sus ideas en diferentes foros y universidades. En ese momento, Peter ya había estado trabajando durante 3 años en lo que sería su primer vehículo, Electron.
Sin embargo, como científico autodidacta de cohetes, enfrentó barreras significativas. "Como ciudadano extranjero, es muy difícil acceder a trabajar en la industria espacial en los Estados Unidos, y más aún cuando no tienes un título universitario o formación formal en el campo", dice. "Todo lo que tenía era un libro de fotos de todos los motores y artilugios de cohetes que había construido. Es muy difícil convertir un libro de fotos en una carrera".
Pero Peter también reconoció las oportunidades que su inusual experiencia generó: "Ese viaje me mostró que muchas de las cosas que pensaba que eran importantes, como hacer lanzamientos pequeños dedicados, no se estaban haciendo". Peter creía que los pequeños lanzamientos tenían un enorme potencial y estaba listo para apostar su carrera en ello.
Durante el vuelo de regreso, reflexionó sobre sus ideas. "No dormí ni un minuto de esas doce horas de vuelo. Cuando llegué a casa, ya había diseñado un logotipo para Rocket Lab".
No tener experiencia formal le dio a él y a su incipiente equipo una ventaja. "Nadie que contratamos tenía antecedentes en el espacio", dice. "Esa fue parte de la magia, porque no había formas predeterminadas de hacer las cosas. Partiendo de primeros principios y de las tecnologías más recientes, nos preguntábamos: '¿Cuál es la mejor manera de resolver este problema?'".
Y aunque el camino no siempre fue fácil, condujo a mucha innovación. "Nos obligó a repensar la forma en que se hacían las cosas. Fuimos los primeros en imprimir en 3D un motor de cohete, crear un cohete completamente compuesto de carbono y hacer una suite de aviónica completamente en red por fibra óptica en un vehículo de lanzamiento, poniendo todas estas nuevas tecnologías en órbita".
Por ese entonces, y aún sin nada en las manos, Peter se adentraba en un sector multimillonario donde se pensaba que sólo los más poderosos podrían entrar: Richard Branson con Virgin Orbit, Jeff Bezos con Blue Origin y Elon Musket con SpaceX. Pero él tenía un plan, había construido cientos de minicohetes tras cientos de lecturas, y debía intentarlo.
El 25 de mayo de 2017, tras 7 años de trabajo, Rocket Lab realizó su primer lanzamiento del cohete Electron, llamado “It’s a Test”, desde el complejo de lanzamiento privado LC-1 en la península de Mahia, Nueva Zelanda. Aunque este primer vuelo no logró alcanzar la órbita, el evento fue considerado un éxito desde el punto de vista tecnológico y operativo. Fue un paso crucial para demostrar que Rocket Lab podía desarrollar y lanzar cohetes de forma eficiente y confiable.
Beck señaló que el objetivo principal de este vuelo de prueba era probar los sistemas clave del cohete y la infraestructura de lanzamiento. En este sentido, el vuelo fue un éxito, ya que demostró que Electron era capaz de despegar y de seguir correctamente su trayectoria durante gran parte del vuelo. Además, la misión permitió a Rocket Lab recopilar datos valiosos que se utilizarían para mejorar futuras misiones.
El propio Beck destacó la importancia del fracaso como una oportunidad de aprendizaje. A lo largo de su carrera, ha adoptado un enfoque de "aprender haciendo", y este lanzamiento no fue la excepción. Beck y su equipo analizaron minuciosamente los datos del vuelo de prueba y rápidamente implementaron mejoras para los próximos lanzamientos. Este enfoque pragmático y meticuloso fue clave para que Rocket Lab lograra su primer lanzamiento orbital exitoso poco tiempo después, en enero de 2018, con la misión "Still Testing", donde finalmente el cohete Electron colocó varios pequeños satélites en órbita.
Peter Beck, hoy
Muchos años después, Peter sigue siendo CEO fundador de la compañía, teniendo un 10% de las acciones en circulación de Rocket Lab y habiendo conseguido numerosos avances, con un equipo de muchísima calidad que más tarde conoceremos. Su ambición sigue siendo igual o mayor que 20 años atrás, con nuevos objetivos como el lanzamiento de vehículos de mayor tamaño o las misiones interplanetarias con personas a bordo. Sin embargo, su misión y la de su proyecto de vida sigue siendo la misma: Abrir el acceso al espacio para mejorar la vida en la Tierra.
3. Electron, el comienzo de todo.
Rocket Lab ofrece servicios de lanzamiento, diseño y fabricación de naves espaciales o satélites, componentes y soluciones de gestión en órbita, facilitando un acceso más rápido, sencillo y asequible al espacio. Pero todo ello comenzó sobre un eje principal que aún sigue en funcionamiento, y cada vez con más exito.
3.1. Qué es Electron
El cohete Electron de Rocket Lab es el caballo de batalla de la empresa en el ámbito de los lanzamientos. Fue diseñado específicamente para abordar la creciente demanda de lanzamientos pequeños y frecuentes en un mercado espacial que ha experimentado una importante transformación en la última década. Antes del surgimiento de Electron, los lanzamientos al espacio estaban dominados por vehículos de gran tamaño, lo que representaba un desafío para los operadores de pequeños satélites, que debían esperar largos periodos para compartir espacio en cohetes más grandes. Electron fue diseñado para llenar ese vacío, proporcionando a los clientes una opción de lanzamiento dedicada y eficiente.
Así, el vehículo es capaz de proporcionar acceso personalizado a la órbita para el creciente mercado de pequeños satélites, tanto en misiones dedicadas como en compartidas. Es capaz de desplegar satélites de hasta 300 kg en órbita terrestre baja a lo largo de una amplia gama de inclinaciones orbitales, desde 38 hasta 120 grados (desde el LC-1 operativo en Mahia, Nueva Zelanda), y una gama de inclinaciones desde 38 hasta 60 grados desde el LC-2 (operativo en Wallops Island, Virginia). Electron también es capaz de entregar satélites al espacio profundo y a destinos interplanetarios, una capacidad que Rocket Lab demostró con éxito con el lanzamiento de una misión de la NASA a la Luna en apoyo del programa Artemis de la agencia, el Sistema de Operaciones y Navegación Autónoma de Posicionamiento Cislunar (CAPSTONE).
3.2. Innovaciones en Electron
Electron es un cohete liviano de dos etapas con una capacidad de carga útil de hasta 300 kilogramos a órbitas terrestres bajas (LEO). Con una altura de aproximadamente 18 metros y un diámetro de 1,2 metros, se presenta como una solución ideal para despliegues de satélites pequeños y constelaciones. Una de sus características más innovadoras es su construcción con materiales compuestos de carbono, lo que le otorga una ventaja significativa en cuanto a peso, permitiéndole transportar más carga en comparación con los cohetes que utilizan materiales tradicionales más pesados.
El motor Rutherford, utilizado tanto en la primera como en la segunda etapa de Electron, también es un avance tecnológico que merece mención. Este motor es impulsado por turbobombas eléctricas, lo que lo diferencia de los motores convencionales que dependen de turbobombas de gas. Este diseño reduce la complejidad del motor y aumenta la eficiencia en comparación con otros cohetes de su clase. Además, el motor Rutherford es uno de los primeros motores de cohete que se fabrican casi en su totalidad mediante impresión 3D, lo que permite una producción rápida y económica.
Electron no solo destaca por sus dos etapas principales, sino que también incorpora una tercera etapa llamada Kick Stage, que proporciona una flexibilidad adicional en las misiones de despliegue de satélites. El Kick Stage está diseñado para realizar maniobras precisas después de que la carga útil haya sido colocada en la órbita deseada, lo que es esencial para la creación de constelaciones de satélites y la colocación de múltiples cargas útiles en órbitas diferentes en una sola misión.
Una de las ventajas del Kick Stage es que puede utilizarse como una nave espacial autónoma una vez completada la misión primaria, lo que permite llevar a cabo experimentos científicos o misiones adicionales, como demostraciones de tecnologías en órbita. También tiene la capacidad de volver a entrar en la atmósfera terrestre de manera controlada, lo que minimiza la cantidad de basura espacial generada por los lanzamientos, un factor cada vez más importante en la industria espacial.
3.3. Fiabilidad y funcionalidad
Electron ha sido diseñado para ofrecer flexibilidad a sus clientes en cuanto a cronogramas de lanzamiento y órbitas. A diferencia de los cohetes más grandes, que dependen de la disponibilidad de espacio en misiones compartidas, Rocket Lab ofrece lanzamientos dedicados, lo que permite a los clientes seleccionar fechas de lanzamiento que se alineen con sus necesidades específicas. Esto ha sido particularmente atractivo para operadores de satélites comerciales y para agencias gubernamentales que requieren una rápida implementación de sus sistemas espaciales.
El éxito de Electron se debe también a su capacidad de proporcionar acceso confiable al espacio. Desde su lanzamiento inaugural en 2017, Electron ha alcanzado una tasa de éxito notable, con más de 50 misiones orbitales exitosas hasta la fecha, incluidas misiones comerciales y gubernamentales. Esto lo ha posicionado como una opción de confianza dentro del sector espacial global, especialmente entre aquellos que necesitan lanzar cargas útiles pequeñas y medianas sin depender de cohetes más grandes y caros.
Todas estas ventajas se ven reflejadas en la imagen de debajo, donde vemos cómo Electron es el vehículo más rápido en tiempo en alcanzar los 50 lanzamientos desde su fundación.
3.4. Electron en números
Como hemos comentado, los ingresos por cada lanzamiento de Electron se estiman en unos 7m de dólares. Dado el gross margin publicado, el coste del mismo está entre los 5,1 y 5,3m, ofreciendo un margen bruto de entorno al 26%. Lo importante en este punto es que sólo sobre el 20% de los costos totales son de carácter fijo, por lo que los costes variables (mayoría) irán disminuyendo una vez se vayan alcanzando los hitos propuestos: mayor cadencia de lanzamiento, mayor porcentaje de reutilización, etc.
Hasta hace poco, la idea general era que Electron podría subir a futuro sus márgenes brutos del 26 al 35-40%. Muy recientemente, como veremos más adelante, un miembro de la directiva afirmaba que se podrían llegar a ser del 45% o incluso del 50%. El siguiente punto es clave para ello.
3.5. Recuperación de partes
La reutilización en el cohete Electron de Rocket Lab es una de las estrategias más innovadoras que la empresa ha implementado para reducir los costos de lanzamiento y aumentar la frecuencia de misiones. Aunque Rocket Lab sigue una estrategia diferente a la de SpaceX, que ha logrado reutilizar casi la totalidad de su cohete Falcon 9, el enfoque de Rocket Lab está en la reutilización parcial de las primeras etapas de Electron, que es más pequeño y está optimizado para lanzar cargas útiles de menor tamaño.
El Desafío de Reutilizar un Cohete Pequeño
El cohete Electron está diseñado para llevar hasta 300 kg a órbita baja terrestre (LEO), lo que lo convierte en un vehículo de lanzamiento especializado para el creciente mercado de satélites pequeños. Debido a su tamaño, el margen para incluir tecnologías de reutilización es más limitado en comparación con cohetes más grandes como el Falcon 9. Además, el cohete utiliza motores Rutherford, que son pioneros en el uso de bombas eléctricas, lo que reduce el peso del sistema de propulsión y aumenta la eficiencia, pero también implica desafíos en la recuperación.
Método de Recuperación
Rocket Lab ha desarrollado un sistema de recuperación en el que la primera etapa del cohete, tras separarse durante el lanzamiento, desciende con la ayuda de paracaídas. En sus primeros intentos, la primera etapa fue recuperada del océano después de un aterrizaje controlado en el agua. Aunque esta técnica conlleva ciertos desafíos, como la corrosión de los componentes al contacto con el agua salada, Rocket Lab ha logrado recuperar motores Rutherford en buen estado y reutilizarlos en pruebas estáticas. La empresa ha avanzado en su método de recuperación con planes de mejorar la reutilización mediante la captura de la primera etapa en el aire con un helicóptero antes de que toque el océano. Esta técnica busca evitar los daños causados por el agua y mejorar la reutilización de los componentes, lo que reducirá aún más los costos de producción y mantenimiento de las etapas recuperadas. En el vídeo de abajo vemos la retransmisión en directo de una de estas tareas:
Logros y Proyecciones Futuras
En 2022, Rocket Lab realizó con éxito su primera prueba de recuperación en el océano y ha continuado recuperando partes de las primeras etapas de Electron. Además, se espera que, en el futuro cercano, hasta el 60% al 80% de la primera etapa del cohete sea reutilizable, incluyendo los motores, las estructuras y otros componentes críticos. Si consideramos, a su vez, que esta primera etapa es el 70% de la mesa de Electron, podríamos llegar a decir que en el futuro el 50% de Electrón podría ser recuperable.
Ventajas de la Reutilización Parcial
A diferencia de SpaceX, cuyo enfoque es la reutilización total, Rocket Lab ha optado por una reutilización parcial. Esto se debe a las diferencias en los modelos de negocio y los tamaños de los cohetes. Al reutilizar solo ciertas partes clave del cohete, como los motores y las estructuras, Rocket Lab puede equilibrar los costos de desarrollo de la tecnología de recuperación con las ganancias de eficiencia que esta tecnología ofrece. La reutilización parcial es una estrategia adaptada al tamaño del Electron y a las características del mercado en el que opera. Aunque el Electron no está diseñado para ser completamente reutilizable, los esfuerzos de Rocket Lab en la recuperación de la primera etapa están permitiendo a la empresa tener aún más ventaja con sus competidores en el rango de pequeños lanzamientos y reducir costos a largo plazo.
4. Segmentos
Rocket Lab es una empresa integral del sector espacial que ha diversificado su enfoque en dos segmentos clave. A través de su crecimiento continuo y su capacidad de innovación, Rocket Lab se ha posicionado como un proveedor de servicios espaciales completo, lo que significa que no solo se enfoca en el lanzamiento de cohetes, sino también en sistemas espaciales, componentes y la gestión de operaciones en órbita. A continuación exploraremos los dos segmentos de Rocket Lab y cómo cada uno de ellos contribuye al negocio.
4.1 Launch Services
Rocket Lab diseñamos, fabrica y lanza cohetes orbitales y sub orbitales para desplegar cargas útiles en una amplia gama de misiones gubernamentales y comerciales, desde órbitas terrestres bajas hasta destinos interplanetarios.
Para entender esta unidad, debemos saber que Rocket Lab ingresa una cantidad determinada por cada lanzamiento que lleva a cabo. En su naturaleza, y al contrario de lo que podría parecer, es una unidad altamente recurrente, ya que no puedes enviar un satélite a la órbita y dejarlo desatendido; necesitas hacer un seguimiento. El TAM actual de esta unidad es de 15B, con crecimientos estimados del 15% hasta 2032, donde podría llegar a los 50B.
Hasta el momento, los ingresos de esta unidad son 100% generados por Electron, el único vehículo espacial en funcionamiento. Un dato relevante es que antes del momento del lanzamiento, Rocket Lab ha ingresado ya hasta el 90% del importe del proyecto, pero sin embargo sólo reporta éstos una vez finalizada la misión (una vez realizado el propio lanzamiento). Es aún más interesante el saber que, como vemos en la imagen inferior, 6 meses antes del lanzamiento la compañía ya ha recibido el 60% del total del proyecto.
Es un segmento, que aún sin la llegada de Neutron, crece a tasas muy altas, y para comprobarlo sólo hace falta ver el número de lanzamientos anuales:
2018+2019: 8 lanzamientos (+1 de prueba)
2020+2021: 13 lanzamientos
2022/+2023: 19 lanzamientos
2024+2025: 11 lanzamientos en sólo los 9 primeros meses. Estimo que a final de 2025 podrían ser más de 45 lanzamientos.
Infraestructura clave
Como veremos más tarde en el punto de ventajas competitivas, Rocket Lab es capaz de llevar a cabo esta alta cadencia de lanzamientos gracias a una innovación e infraestructura única en el mundo. Precisamente la infraestructura de lanzamiento es una parte clave del éxito, y es que Rocket Lab opera un complejo de lanzamiento privado ubicado en Mahia, Nueva Zelanda, al que refieren como Complejo de Lanzamiento 1 ("LC-1"). Este complejo de lanzamiento está respaldado por un tratado bilateral entre los gobiernos de Estados Unidos y Nueva Zelanda que permite usar tecnología de lanzamiento y naves espaciales de EE. UU. para lanzamientos en LC-1 que de otra manera no estarían permitidos desde suelo extranjero. Es, además, el único lugar de lanzamiento orbital con licencia FAA de carácter privado del mundo.
Este tratado proporciona una ventaja competitiva sobre otras empresas que lanzan cohetes fuera de EE. UU. y que no cuentan con el beneficio de dicho tratado. Además, al operar su propio complejo de lanzamiento privado, no necesitan compartir el complejo de lanzamiento con otros proveedores y, sujeto a obtener las autorizaciones regulatorias requeridas para los lanzamientos, disponen del control total sobre el calendario y la disponibilidad de lanzamiento.
LC-1 sirve como el complejo de lanzamiento de alto volumen con dos plataformas de lanzamiento operativas, la última de ellas operativa desde febrero de 2022, y es capaz de soportar hasta 120 misiones cada año.
También disponen de acceso para usar una plataforma de lanzamiento dedicada en las Instalaciones de Vuelo Wallops de la NASA, en Wallops Island, Virginia, a la que se refieren como Complejo de Lanzamiento 2 ("LC-2"). Rocket Lab ha invertido en infraestructura física necesaria para usar este complejo de lanzamiento y actualmente está preparado para lanzar 12 misiones extra por año. Además, y como curiosidad, estas operaciones han recibido la designación de Infraestructura Crítica Esencial para la Seguridad Nacional del DoD y pueden apoyar una capacidad de llamada rápida de 24 horas para necesidades de defensa y reposición urgente de constelaciones.
4.2 Space Systems
Rocket Lab ha evolucionado significativamente desde su origen como empresa enfocada exclusivamente en lanzamientos de pequeños cohetes. Con el tiempo, ha ampliado su enfoque hacia un segundo segmento clave: Space Systems. Este segmento comprende el diseño y fabricación de componentes de naves espaciales, la gestión de programas espaciales, la operación de misiones, y la creación de aplicaciones para el uso de datos espaciales. Rocket Lab ha construido esta unidad estratégica con una oferta completa que permite a los clientes reducir complejidades y costos en el desarrollo de sus sistemas espaciales. Es este segmento el que convierte a Rocket Lab en la actualidad en un negocio único en el mundo. A continuación, analizaremos en detalle los componentes clave de esta división, sus servicios, productos y el impacto en la industria.
Photon: La familia de satélites de Rocket Lab
El pilar principal del segmento Space Systems es la familia de satélites Photon, desarrollada por Rocket Lab. Estos satélites están diseñados para ser extremadamente versátiles y personalizables según las necesidades de los clientes. Photon es una plataforma de satélite configurable para una variedad de misiones, incluidas órbitas terrestres bajas (LEO), órbitas medias (MEO), órbitas geosincrónicas (GEO) e incluso misiones interplanetarias .
Una de las características más innovadoras de Photon es su capacidad de actuar como la tercera etapa del cohete Electron. Después del lanzamiento, el Kick Stage de Electron se convierte, con un simple comando, en un satélite Photon totalmente operativo en órbita, eliminando la masa parasitaria que suele quedar de las naves separadas. Este diseño no solo optimiza la eficiencia del lanzamiento, sino que también permite a los clientes aprovechar al máximo el volumen útil del cohete para cargas adicionales . Photon también puede volar en otros vehículos de lanzamiento, lo que lo convierte en una opción flexible para diferentes tipos de misiones.
Photon ha demostrado su capacidad en una variedad de contextos. Por ejemplo, fue seleccionado por la NASA para la misión CAPSTONE, una iniciativa pionera en el marco del programa Artemis. Esta misión consistía en desplegar un satélite en una trayectoria hacia la Luna para preparar la infraestructura necesaria para futuras misiones tripuladas a la superficie lunar.
La importancia de Photon va aún más allá, y es que gracias a la investigación y desarrollo que se lleva a cabo en torno a ella, Rocket Lab desarrolla mejoras no sólo para el propio negocio, sino para artefactos de terceros; esto puede incluir subsistemas de aviónica, radios y baterías. El objetivo final es que Photon pueda servir a futuro para la mayor cantidad de clientes, y que ésta esté optimizada en forma y espacio para su envío a la órbita en cualquiera de sus vehículos espaciales (Electron y Neutron a partir de 2025), sin la necesidad de que los clientes adquieran buses espaciales de terceros diseñados y construidos por separado.
Capacidades de Photon:
Modularidad: Photon es configurable para múltiples tipos de misiones, ya sea que requieran una órbita terrestre baja o que se extiendan hacia el espacio profundo.
Versatilidad: La plataforma se puede ajustar para diversas cargas útiles y propósitos, desde la recolección de datos científicos hasta misiones interplanetarias.
Compatibilidad: Además de ser compatible con Electron, Photon puede integrarse en otros vehículos de lanzamiento como el Neutron en desarrollo, e incluso en cohetes de terceros.
Componentes espaciales y servicios de fabricación
Además del desarrollo de satélites completos como Photon, Rocket Lab se ha introducido en la fabricación de componentes críticos para naves espaciales a través de diversas adquisiciones. La primera de ellas fue la del fabricante líder de componentes para naves espaciales Sinclair Interplanetary.
Esta adquisición permitió a Rocket Lab expandir su portafolio de productos con la fabricación de componentes clave como las ruedas de reacción y los seguidores de estrellas, que son esenciales para la estabilización y el control de los satélites en órbita. Esta adquisición no solo añadió valor a Rocket Lab, sino que también le permitió controlar verticalmente más partes del proceso de desarrollo espacial.
Haremos un breve parón en este punto para resaltar la importancia de las adquisiciones realizadas y cómo éstas mejoran la situación igualmente de los propios negocios adquiridos. Y es que las compañías que Rocket Lab adquiere también se benefician de esta integración de múltiples formas:
Acceso a más recursos: Al ser parte de una empresa más grande y con recursos, estas compañías suelen recibir un impulso financiero y de infraestructura que les permite crecer y mejorar sus operaciones.
Mejora en la oferta de productos: Las compañías adquiridas también pueden mejorar sus productos al combinar su tecnología con la de Rocket Lab. Esto les permite crear productos más sofisticados y competitivos.
Volumen continuo: Al unirse a Rocket Lab, la empresa adquirida se asegura un volumen de pedidos a futuro dado los ingresos crecientes de la compañía. Además, se benefician del acceso a nuevos mercados a través de la red global de Rocket Lab.
Desde que ocurriera la primera adquisición, han ampliado su equipo mediante la adquisición de Planetary Systems Corporation, SolAero Holdings, Inc. y la firma de software aeroespacial Advanced Solutions, Inc.
Actualmente, Rocket Lab se integra verticalmente diseñando y fabricando componentes, software y servicios para naves espaciales del mercado comercial, que incluyen estructuras compuestas, ruedas de reacción, seguidores de estrellas, radios, sistemas de separación, soluciones solares, software de mando y control de naves espaciales, soluciones de baterías de alta tensión de calidad espacial y productos adicionales en desarrollo para cubrir una amplia variedad de funciones de subsistemas. Para entender la complejidad tecnológica de estos componentes y lo que costaría a un posible competidor (que por ahora no encontramos al menos de manera seria) igualarla, vamos a ver con cierto detalle algunos de los más importantes:
Soluciones solares de Rocket Lab: incluyen una gama de productos de celdas solares espaciales integradas verticalmente, celdas interconectadas con vidrio protector (CICs) y paneles, cada uno específicamente diseñado para misiones en órbitas terrestres bajas, órbitas medias y geoestacionarias o aplicaciones interplanetarias. Las celdas solares espaciales, CICs y paneles de Rocket Lab están entre los de mayor rendimiento en el mundo y respaldan la exploración espacial civil, la ciencia, la defensa y la inteligencia, así como los mercados comerciales.
Ruedas de reacción: son volantes de inercia impulsados por motores que se utilizan para almacenar momento angular en una nave espacial. Muchas naves espaciales usan tres o cuatro ruedas de reacción para proporcionar un control ágil de orientación en los tres ejes. Algunas configuraciones utilizan una sola rueda, llamada "rueda de momento", para el control estable de orientación hacia la Tierra. Todas las ruedas de reacción de Rocket Lab incorporan un procesador digital integrado con bucles de control de velocidad y torque. Las ruedas están dimensionadas por su momento angular máximo, medido en newton-metros (Nm). Fabrican una gran cantidad de tamaños de ruedas diferentes, que van desde 3 mNm hasta 12 Nm. Las naves más grandes requieren ruedas más grandes y costosas, y la determinación del tamaño adecuado para una nave espacial particular requiere un análisis de ingeniería detallado.
Seguidores de estrellas: son sensores ópticos que determinan la dirección y la velocidad de rotación de la nave espacial observando las estrellas. Los seguidores de estrellas son unidades completamente integradas, donde una caja incluye la lente, el detector, el procesador y todos los circuitos de soporte y suministro de energía. Un catálogo de más de dos millones de posibles triángulos estelares se carga antes del lanzamiento, lo que permite al procesador determinar la dirección a partir de cualquier imagen.
Sistemas de separación: incluyen los dispositivos de banda ligera motorizada y los dispensadores de naves encapsuladas (CSD, por sus siglas en inglés), se utilizan para separar las naves del vehículo de lanzamiento y colocarlas en órbita. La banda ligera motorizada es un sistema en anillo con tamaños que van desde 8 pulgadas de diámetro hasta 39 pulgadas de diámetro. Las bandas ligeras despliegan las naves espaciales mediante motores y un enlace mecánico. El CSD es una carcasa confiable y rentable para pequeñas naves espaciales que las protege durante el lanzamiento y las despliega en el espacio. Totalmente encapsulado, el CSD minimiza el riesgo de daños y elimina la necesidad de estructuras de interfaz pesadas o complicadas entre la nave espacial y la plataforma de lanzamiento.
Servicios de software para vuelos y operaciones en tierra: incluyen servicios de ingeniería para adaptar el software de vuelo MAX y el Sistema de Datos en Tierra para la misión de un cliente. Los servicios de Navegación y Control en Tierra proporcionan el diseño, análisis y verificación del sistema de guía, navegación y control para las misiones de los clientes. Las operaciones de naves espaciales incluyen operaciones completas como un servicio, cubriendo todos los aspectos de las operaciones, incluidas las interfaces con estaciones terrestres, el sistema de datos en tierra y los operadores de la nave. En el vídeo de abajo nos ofrece una explicación sobre ello:
Aplicaciones científicas y tecnológicas
El segmento de Space Systems también juega un papel importante en la investigación científica y el desarrollo de nuevas tecnologías espaciales. Los satélites Photon han sido seleccionados para misiones interplanetarias, incluidas misiones a Marte y Venus, lo que demuestra su capacidad para soportar el riguroso entorno del espacio profundo.
Estas aplicaciones no solo tienen un impacto en la exploración del espacio profundo, sino que también proporcionan a Rocket Lab la oportunidad de demostrar nuevas tecnologías y capacidades que luego pueden aplicarse a misiones comerciales o gubernamentales. Por ejemplo, los satélites Photon han sido utilizados para pruebas de reabastecimiento de combustible en órbita y fabricación en el espacio, lo que abre el camino para futuros desarrollos en infraestructura espacial.
El nuevo “Saas”: Space As A Service. Un TAM de 300B
Rocket Lab ha logrado desarrollar una oferta integral de sistemas espaciales que incluye no solo el diseño y la fabricación de satélites y componentes, sino también servicios de gestión completos. Gracias a su infraestructura verticalmente integrada y a la adquisición de empresas clave, Rocket Lab es capaz de ofrecer soluciones que abarcan el lanzamiento, el desarrollo de satélites, los servicios terrestres y la operación en órbita, permitiendo a los clientes contratar todos estos servicios a través de un solo proveedor.
Esta solución integral es particularmente atractiva para clientes que buscan reducir la complejidad de la gestión de múltiples proveedores. Rocket Lab se encarga de todo el proceso: desde el diseño del satélite hasta su lanzamiento y operación en órbita. Este enfoque ha sido una ventaja competitiva, sobre todo en el despliegue y la gestión de constelaciones de satélites. A través de su infraestructura en tierra y asociaciones con redes globales, la empresa también ofrece servicios de monitoreo y control en órbita, lo que garantiza que los satélites operen correctamente después del lanzamiento.
Si unimos la infraestructura, el know how en diseño y fabricación, los vehículos propios (Electron y en un futuro próximo también Neutron), los componentes críticos, el software en propiedad e igualmente la propia constelación de satélites que Rocket Lab puede construir en el espacio, el negocio resulta en la única opción en el mundo, actualmente, para poder gestionar misiones espaciales desde su fase más inicial hasta el monitoreo posterior.
Este es el verdadero valor de Rocket Lab, y sobre lo que trabajan con una decidida visión a futuro. Es difícil verlo a día de hoy, pero en LEO (órbita terrestre baja) existirá una infraestructura, de una manera u otra, similar a la existente actualmente en la nube (donde Amazon, Google o Microsoft tienen gran parte del pastel). Además, en este segmento de Space Systems los ingresos serán de notable calidad, ya que se sirve de la unidad de Lanzamientos y Spacecraft para generar ingresos recurrentes ofreciendo gestión de servicios en órbita que deben ser mantenidos en el tiempo.
5. Neutron, la oportunidad más grande
Basándose en la sólida base de Electron, Rocket Lab está desarrollando un nuevo vehículo denominado Neutron, un vehículo de lanzamiento reutilizable avanzado de carga útil de 8 toneladas adaptado para despliegues de grandes constelaciones, misiones interplanetarias y vuelos espaciales humanos. La superior capacidad de carga respecto a Electron (26 veces superior), permitirá ingresos exponenciales a la compañía.
Para entender la importancia de este proyecto debemos hacernos a la idea de que, muy posiblemente, los 20 lanzamientos efectuados por Electron desde los años 2017 a 2021 podrían haber sido integrados en uno solo de haber estado Neutrón listo para tal misión.
En cuanto a timeline ofrecido por la compañía, se piensa que el primer lanzamiento de Neutron será en el verano de 2025 y los ingresos que reportará cada uno de ellos estarían en torno a los 50 millones de dólares, por los 7 millones de media que reporta un lanzamiento de Electron.
Con el desarrollo del Neutron, Rocket Lab busca llenar un vacío en el mercado de los lanzamientos de capacidad media, una categoría dominada en gran medida por vehículos de gran tamaño como el Falcon 9 de SpaceX. A medida que el número de satélites y constelaciones en órbita sigue creciendo, existe una demanda creciente de lanzamientos frecuentes para grandes cargas útiles. Neutron está diseñado específicamente para satisfacer esta demanda, especialmente para grandes despliegues de constelaciones y misiones que requieren lanzamientos dedicados con altos niveles de control de la programación.
5.1. Capacidades técnicas
Carga útil y diseño: Neutron está diseñado para cargar hasta 15,000 kg en su configuración desechable hacia la órbita terrestre baja (LEO), algo menos en su configuración reutilizable (8,000 kg). Este rango de carga lo convierte en un competidor formidable en el segmento de cohetes de capacidad media, capaz de transportar una variedad de cargas útiles, desde satélites de defensa hasta misiones científicas y comerciales.
Reutilización: Al igual que el Falcon 9 de SpaceX, Neutron está diseñado con una primera etapa reutilizable. Esta etapa puede regresar a la plataforma de lanzamiento o aterrizar en una plataforma oceánica, lo que ofrece flexibilidad en la operación y reduce los costos de lanzamiento para los clientes. La reutilización es un factor clave para reducir el costo por lanzamiento y aumentar la frecuencia de misiones.
Propulsión avanzada: Neutron será impulsado por motores Archimedes, diseñados específicamente para este cohete. Estos motores reutilizables utilizan oxígeno líquido y metano, lo que representa un avance significativo en la propulsión de cohetes. Este tipo de combustible no solo es eficiente, sino que también es más fácil de manejar, lo que contribuye a una mayor fiabilidad y reducción de costos.
Reconfiguración para misiones de largo alcance: Aunque está diseñado principalmente para misiones en órbita baja y media, Neutron también puede configurarse para misiones interplanetarias, como el envío de sondas a Marte o la Luna. Esto posiciona a Rocket Lab no solo en el mercado de constelaciones de satélites, sino también en el creciente mercado de la exploración espacial profunda.
5.2. Futuras aplicaciones
a. Lanzamiento de Constelaciones
El diseño de Neutron está específicamente adaptado para el lanzamiento de grandes constelaciones satelitales, que requieren lanzar múltiples satélites en una misma misión. A medida que las mega-constelaciones se convierten en una tendencia dominante en la industria espacial, la capacidad de Neutron para desplegar múltiples satélites en órbitas precisas lo convierte en una opción atractiva.
b. Vuelos Espaciales Tripulados
Uno de los aspectos más ambiciosos del desarrollo de Neutron es su capacidad para futuras misiones tripuladas. Rocket Lab tiene en mente una configuración que podría llevar tripulantes y suministros a la Estación Espacial Internacional (ISS), proporcionando un servicio alternativo al Falcon 9 de SpaceX y otras compañías. Esto también lo posicionaría como un competidor potencial para futuras misiones a la Luna y Marte.
c. Reabastecimiento de Estaciones Espaciales
Además de misiones tripuladas, Neutron podría utilizarse para misiones de reabastecimiento, llevando suministros a la ISS u otras estaciones espaciales en el futuro. Esto refuerza su capacidad como un vehículo versátil en el ecosistema espacial global.
5.3. Neutron en números
La directiva nos informa de unos ingresos previstos de entre 50 y 55m por lanzamiento de Neutron, con un coste de producción de unos 25m. Esto desembocaría en un margen bruto inicial del 50% que podría ir en crecimiento una vez vaya aumentando la cadencia de lanzamientos y la cantidad de material recuperado. Como vimos en Electron, la mayoría de costes asociados son variables, por lo que una vez se consiga apalancamiento no debería sorprender el alcanzar márgenes brutos del 65%, superiores a los del primer vehículo de la compañía.
Un dato importante al respecto de este punto es que Peter Beck comentó en una de sus Conference Call que Rocket Lab podría ser FCF positivo 6 meses después del primer lanzamiento de Neutron, lo que habla de manera sorprendente de las ventajas de escala que va a traer consigo el nuevo vehículo.
5.4. Conclusiones
El desarrollo de Neutron representa un paso importante para Rocket Lab en su transición de ser un proveedor de lanzamientos de satélites pequeños a convertirse en un jugador importante en el mercado de lanzamientos de capacidad media. Con un enfoque en la reutilización, la eficiencia y la flexibilidad, Neutron está bien posicionado para satisfacer la creciente demanda de lanzamientos de constelaciones satelitales, misiones interplanetarias y, potencialmente, vuelos tripulados. Con una sólida infraestructura y una estrategia de innovación continua, Neutron podría convertirse en uno de los vehículos de lanzamiento más importantes de la próxima década.
6. Ventajas competitivas
En mi opinión, Rocket Lab es actualmente uno de los negocios con mayores ventajas competitivas de todo el mundo, aún estando en una fase de desarrollo muy temprana. Una mezcla de tecnología avanzada muy por delante de sus posibles competidores, una infraestructura dedicada, un control integral de los procesos (difícil de igualar sin multitud de adquisiciones) y una fiabilidad que roza la perfección, lo hacen un negocio único en su sector. Veamos con algo más de profundidad alguna de ellas:
• Experiencia de Vuelo – Ventaja de Pionero: Electron es el primer vehículo de lanzamiento pequeño en establecer un acceso frecuente y seguro al espacio con más de 50 misiones orbitales exitosas hasta septiembre de 2024. Alcanzar con éxito la órbita no solo una vez, sino repetidamente durante más de cuatro años de lanzamientos, demuestra que Electron es un vehículo maduro, y que Rocket Lab posee en general un equipo sofisticado, así como una infraestructura y procesos de fabricación robustos. Esto ofrece una ventaja competitiva significativa sobre posibles nuevos participantes en el mercado, ya que lograr ese track record les llevaría un amplio rango de tiempo.
Si nos enfocamos sólo en la construcción del vehículo, puede llevar de 4 a 7 años de media según los recursos dedicados, pero posteriormente se necesitaría un mínimo de 4 años más para establecer un track record fiable. Con esto, han habido ya varios casos, sobre todo cuando el acceso a capital era más barato, de negocios que aún con circunstancias favorables no lograban siquiera terminar las misiones con éxito. Veamos a continuación algunos de los casos más sonados:
Astra Space: Aunque Astra tenía grandes ambiciones con su cohete Rocket 3, diseñado para ofrecer lanzamientos de bajo costo y alta frecuencia, la empresa sufrió repetidos fallos. En particular, Astra experimentó varios lanzamientos fallidos, incluyendo el de febrero de 2022, donde el cohete no logró alcanzar la órbita, lo que afectó su reputación y confianza en su tecnología. Debido a estos problemas, Astra anunció en 2022 que dejaría de usar su cohete Rocket 3 y se centraría en desarrollar una nueva versión, el Rocket 4, con la esperanza de mejorar sus capacidades.
Vector Launch: Vector era una startup que generó muchas expectativas en la industria de lanzamientos pequeños con su cohete Vector-R. Sin embargo, la empresa se enfrentó a problemas financieros graves y tuvo que cesar sus operaciones en 2019 antes de poder realizar un lanzamiento exitoso a gran escala.
Vector Launch se declaró en bancarrota, lo que marcó el fin de sus intentos de competir en el segmento de lanzamientos pequeños
Virgin Orbit: Aunque Virgin Orbit usa un método único de lanzamiento aéreo con su cohete LauncherOne, la compañía ha tenido dificultades para alcanzar el éxito sostenido. En particular, enfrentaron varios problemas técnicos y financieros que culminaron en una suspensión de operaciones en 2023, tras un fallo en el intento de alcanzar la órbita.
Podríamos terminar diciendo que el único posible competidor en la categoría de pequeño lanzamiento sería Firefly con su vehículo Astra, si bien en la actualidad está a muchos años de distancia en cuanto a fiabilidad, reputación, cadencia de lanzamiento y reutilización de partes.
• Integración Vertical Profunda: Rocket Lab dispone de capacidades de diseño y fabricación verticalmente integradas, habiendo desarrollado equipos de ingeniería y fabricación en los Estados Unidos, Nueva Zelanda y Canadá. Esto les permite gestionar y controlar casi todos los aspectos del diseño, fabricación y operaciones de lanzamiento, permitiendo prototipos rápidos y una producción optimizada para entregar productos y soluciones en órbita con una rapidez sin competencia.
• Una solución espacial completa (Space As A Service): Proporcionar servicios y datos desde el espacio tradicionalmente ha significado depender de múltiples proveedores y socios de misión. Al poder ofrecer servicios de lanzamiento, servicios de diseño y fabricación de naves espaciales, incluyendo el suministro verticalmente integrado de componentes clave de éstas, así como servicios de gestión de constelaciones en órbita, Rocket Lab ofrece un servicio integral desde la primera a la última fase.
• Innovación tecnológica única: Como hemos podido ver a lo largo de la tesis, la empresa ha desarrollado tecnologías avanzadas como motores de turbobomba eléctrica impresos en 3D y estructuras de tanques de compuesto de carbono, lo que les ha permitido reducir costos, mejorar la eficiencia y garantizar un alto rendimiento en sus cohetes. Con ello, Electron ofrece lanzamientos dedicados más accesibles en términos de costo, alrededor de 7 millones de dólares por lanzamiento, significativamente más económico que los lanzamientos en Falcon 9 de SpaceX, que rondan los 70 millones de dólares. Esto lo convierte en una opción atractiva para clientes que necesitan lanzamientos pequeños y dedicados, especialmente para satélites pequeños o misiones de prueba.
Un dato esclarecedor en este punto es que gracias a la tecnología única desarrollada, Rocket Lab consiguió desarrollar Electron con una inversión de tan sólo 120m, mientras otras compañías como Virgin Orbit invirtieron más de 600m en un vehículo como LauncherOne que mostró una fiabilidad en sus misiones muy inferior al del producto de Rocket Lab.
• Expansión en el segmento de clase media: Con el desarrollo de su nuevo cohete Neutron, Rocket Lab está entrando en el mercado de lanzamientos de clase media, ofreciendo una alternativa competitiva al Falcon 9 de SpaceX. Esto es crucial dado que muchos clientes, incluyendo gobiernos y empresas comerciales, buscan opciones más diversificadas que las ofrecidas por SpaceX, especialmente aquellos que compiten directamente con Starlink.
• Complejo de Lanzamiento Privado: Rocket Lab opera su complejo de lanzamiento orbital privado, LC-1 en Mahia, Nueva Zelanda. Este complejo de lanzamiento puede soportar hasta 120 lanzamientos cada año, lo cual es significativamente más que el total anual actual de lanzamientos de todos los puertos espaciales de EE. UU. combinados. Al operar su propio complejo de lanzamiento privado, Rocket Lab ha eliminado los problemas de disponibilidad que comúnmente enfrentan otros proveedores de lanzamiento que compiten por un número limitado de espacios en complejos de lanzamiento compartidos que no controlan.
Por último, y para terminar esta sección, me gustaría resaltar las palabras del CFO de Rocket Lab, figura importante que conoceremos más adelante, que explica bien las dificultades actuales de competir en el sector para cualquier nuevo posible jugador.
We forget that going to the moon in 1969 required the collective resources of an entire nation. The money involved, even by today’s standards, was staggering — far beyond Elon and Jeff’s investments. Back in 2015-2017, there were over 100 small launch vehicle startups. Many were founded by entrepreneurs who weren't engineering- or physics-minded. A lot of hype surrounded how much money could be raised to start a rocket company, but very few people on the planet can actually execute a real rocket development program. You can count on your hands how many entities, including governments, have done it. There was a promotional opportunity to raise money, but we all saw what happened. If you’ve watched Wild Wild Space on HBO, there's a great example of one of those companies." Also, a mind-blowing fact: "The Electron rocket consists of roughly 66,000 parts. Sometimes, just one part failing can mean losing the entire mission. There's no room for error in quality control.
7. Mercado actual. The big shortage
El mercado de cohetes espaciales ha pasado por una revolución en la última década. Lo que una vez fue un monopolio de gobiernos y agencias espaciales estatales como la NASA y Roscosmos, ha evolucionado hacia una industria vibrante, impulsada por la competencia privada, la innovación tecnológica y una creciente demanda de servicios en el espacio. A medida que la industria espacial crece, también lo hacen las oportunidades para las empresas emergentes y establecidas en la carrera por dominar el acceso al espacio.
Uno de los desafíos más notorios que enfrenta la industria actualmente es el llamado "Big Rocket Shortage" o la escasez de cohetes. Esta falta de capacidad para satisfacer la creciente demanda de lanzamientos espaciales ha creado una brecha significativa en el mercado, lo que presenta oportunidades considerables para empresas como Rocket Lab. En este punto, analizaremos el estado actual del mercado de cohetes espaciales, los factores que impulsan la escasez de cohetes y cómo Rocket Lab puede aprovechar para capitalizar este entorno favorable.
Cohetes espaciales: pasado y presente
Históricamente, los lanzamientos espaciales han sido operaciones costosas y de alta complejidad, con una infraestructura de apoyo inmensa y una dependencia casi exclusiva de financiamiento y coordinación gubernamental. El auge del sector privado en la industria espacial comenzó a gestarse a finales de la década de 2000, con empresas como SpaceX y Blue Origin iniciando proyectos para reducir los costos de lanzamiento y ampliar el acceso al espacio. Desde entonces, la industria ha crecido exponencialmente.
El mercado actual está impulsado principalmente por tres factores clave:
Constelaciones de satélites en órbita baja terrestre (LEO): Las mega-constelaciones de satélites, como Starlink de SpaceX y Kuiper de Amazon, están transformando la conectividad global. Estos sistemas requieren el lanzamiento de miles de satélites para ofrecer cobertura global de internet, lo que ha generado una explosión en la demanda de lanzamientos espaciales.
Crecimiento de la demanda comercial y gubernamental: Los satélites de observación de la Tierra, meteorología y seguridad nacional están en auge, impulsados por la creciente necesidad de datos y la expansión de las tecnologías de vigilancia y monitoreo en tiempo real.
Competencia geopolítica: Países como Estados Unidos, China y Rusia están invirtiendo significativamente en sus capacidades espaciales, viendo el dominio del espacio como un componente estratégico crucial. La militarización del espacio también está contribuyendo a un aumento en la inversión en infraestructura de lanzamiento y tecnologías satelitales.
Estos factores han estimulado un crecimiento sin precedentes en el mercado de cohetes espaciales, con un aumento sostenido en la demanda de vehículos de lanzamiento para poner satélites en órbita. Sin embargo, este crecimiento ha superado la capacidad actual de la industria, lo que ha provocado una crisis de oferta conocida como el "Big Rocket Shortage". Según estimaciones de Deutsche Bank, el mercado de lanzamientos espaciales crecerá de $8 mil millones en 2024 a $35 mil millones en 2030, un CAGR de casi el 30% anual, que correspondería al segmento “Launch services” de Rocket Lab. Este estudio publicado, como vemos, supera ampliamente la tasa de crecimiento de en torno al 16% que intuye el mercado general.
La escasez de cohetes: el "Big Rocket Shortage"
El "Big Rocket Shortage" se refiere a la escasez global de capacidad de lanzamiento para satisfacer la creciente demanda de colocación de satélites en órbita. Esto ha sido provocado por varios factores:
Demanda explosiva de constelaciones satelitales: Los proyectos de mega-constelaciones como Starlink, que ya ha lanzado más de 5,000 satélites, y Kuiper de Amazon, que espera desplegar más de 3,000 satélites en la próxima década, están ejerciendo una presión significativa sobre la capacidad de lanzamiento global.
Problemas de capacidad y acceso a cohetes reutilizables: Si bien el uso de cohetes reutilizables, como el Falcon 9 de SpaceX, ha ayudado a reducir los costos por lanzamiento y ha incrementado la cadencia de lanzamientos, la demanda ha superado la oferta. Muchos clientes que dependen de SpaceX están experimentando largas listas de espera de hasta dos años.
Retrasos en el desarrollo de cohetes: La introducción de nuevos cohetes de gran capacidad por parte de otras empresas, como el Vulcan de ULA, ha enfrentado numerosos retrasos. A pesar de las grandes expectativas para estos vehículos, los problemas técnicos y de producción han retrasado significativamente su debut en el mercado.
Impacto geopolítico: La guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia han interrumpido los lanzamientos que dependían de los cohetes rusos Soyuz, lo que ha obligado a los operadores europeos y estadounidenses a buscar alternativas, exacerbando aún más la escasez.
Limitaciones en la infraestructura de lanzamiento: Los lugares de lanzamiento, como los sitios de la NASA y otras instalaciones internacionales, están sometidos a una presión creciente debido al aumento en la cantidad de misiones. Las ventanas de lanzamiento disponibles son limitadas, lo que provoca cuellos de botella adicionales.
Oportunidades para Rocket Lab
En este entorno desafiante, Rocket Lab tiene una oportunidad significativa para posicionarse como un líder en el mercado de cohetes. La compañía ha desarrollado una serie de ventajas competitivas (que ya viésemos en puntos anteriores) que le permiten capturar una porción considerable del mercado y competir de manera efectiva, a partir de 2025, con gigantes como SpaceX. A continuación, exploramos las principales oportunidades que Rocket Lab puede aprovechar en este contexto.
a. Liderazgo en lanzamientos pequeños con Electron
El cohete Electron de Rocket Lab ha demostrado ser un vehículo extremadamente exitoso para lanzamientos pequeños y dedicados. Electron está diseñado para llevar cargas útiles de hasta 300 kg a la órbita baja terrestre, lo que lo convierte en una opción ideal para lanzamientos específicos y personalizados, como satélites de observación, investigaciones científicas y pequeñas constelaciones de prueba. Esta capacidad de ofrecer lanzamientos más económicos es clave para atraer a startups y empresas más pequeñas que no necesitan la capacidad total de los cohetes más grandes.
Además, la fiabilidad de Electron ha sido probada en más de 50 lanzamientos exitosos desde su debut en 2017, lo que lo convierte en una opción perfecta para clientes comerciales y gubernamentales. La alta tasa de éxito es crucial en una industria donde los fallos pueden tener consecuencias devastadoras para los clientes y las empresas. Electron seguirá siendo líder en este rango y creciendo a tasas altas conforme a las necesidades del mercado.
b. Neutron: la expansión hacia lanzamientos de clase media
Si bien Electron ha establecido a Rocket Lab como un líder en lanzamientos pequeños, la verdadera oportunidad de crecimiento reside en el lanzamiento de Neutron (ver punto anterior dedicado al mismo), el cohete de clase media de la compañía que está programado para debutar en los próximos años. Neutron está diseñado para llevar cargas útiles de hasta 13 toneladas a la órbita baja terrestre, posicionándose como un competidor directo del Falcon 9 de SpaceX.
Neutron también está diseñado con un enfoque en la reutilización, una característica que ha sido crucial para reducir los costos en el mercado de lanzamientos. Rocket Lab ha adoptado las lecciones aprendidas de SpaceX y ha diseñado Neutron para que sea reutilizable desde su primera etapa, lo que reducirá los costos por lanzamiento y aumentará la cadencia de lanzamientos.
Otra ventaja importante es que Neutron ha sido diseñado desde cero en los últimos años, lo que significa que está aprovechando las tecnologías más avanzadas disponibles hoy en día. A diferencia del Falcon 9, que fue diseñado hace más de 20 años, Neutron se beneficiará de materiales más ligeros y resistentes, mejores motores y sistemas de control más avanzados. Además, Rocket Lab ha integrado sus capacidades de diseño y fabricación de satélites en el desarrollo de Neutron, lo que le permitirá ofrecer un servicio end-to-end que actualmente ningún competidor puede igualar. La capacidad de diseñar, construir y lanzar satélites bajo un mismo techo es una ventaja competitiva significativa que atraerá a empresas que buscan una solución integral y optimizada.
c. Infraestructura de lanzamiento privada y flexible
Un componente clave de la estrategia de Rocket Lab es su inversión en infraestructura de lanzamiento privada, lo que le proporciona flexibilidad operativa y control total sobre sus calendarios de lanzamiento. Mientras que muchos de sus competidores dependen de instalaciones compartidas con agencias espaciales gubernamentales, como las instalaciones de la NASA en Cabo Cañaveral, Rocket Lab puede lanzar desde su propio LC-1 en la península de Mahia, Nueva Zelanda, y su L-C 2 en Virginia.
Esto le da a Rocket Lab una ventaja crucial en términos de disponibilidad de ventanas de lanzamiento, permitiendo una mayor frecuencia y flexibilidad en las operaciones de lanzamiento. En un mercado donde las listas de espera para lanzamientos pueden ser, como hemos visto, de hasta dos años, tener acceso a infraestructura propia es un diferenciador clave.
Además, la ubicación geográfica de estos complejos le permite a Rocket Lab ofrecer lanzamientos desde ambos hemisferios, lo que facilita el acceso a una mayor variedad de órbitas y trayectorias de misión. Esta flexibilidad es especialmente valiosa para los clientes que necesitan realizar misiones específicas y urgentes, o que tienen requisitos únicos en términos de órbita.
d. Diversificación hacia nuevas aplicaciones espaciales
Rocket Lab está ampliando sus horizontes más allá de los lanzamientos y la fabricación de satélites. La compañía ha comenzado a explorar nuevas oportunidades en áreas como las pruebas hipersónicas, que son críticas para el desarrollo de vehículos y tecnologías de defensa avanzadas. El hecho de que Rocket Lab pueda utilizar sus cohetes para estas pruebas abre un nuevo segmento de mercado con clientes gubernamentales y militares.
Además, la compañía ha señalado su intención de expandirse hacia misiones interplanetarias y de exploración lunar, siguiendo el ejemplo de otras empresas privadas que están buscando contribuir a la exploración espacial a largo plazo.
8. Directiva
Más allá de su fundador y CEO, Peter Beck, del cual hemos conocido ya su persona, el equipo ejecutivo de Rocket Lab juega un papel crucial en su éxito continuo, llevando a la compañía a la vanguardia de la industria espacial. A continuación vamos a echar un vistazo a sus principales figuras:
Adam Spice, Director Financiero (CFO)
Adam Spice, quien se unió a Rocket Lab en 2018, es fundamental para supervisar la estrategia financiera de la empresa, la gestión de capital y las iniciativas de desarrollo comercial. Con experiencias anteriores en compañías como Broadcom, su mandato ha estado marcado por la exitosa navegación de Rocket Lab a través de varias rondas de financiamiento y su salida a bolsa a través de una fusión SPAC en 2021. Spice ha sido clave para mantener la salud financiera de la empresa, garantizando un flujo de caja estable durante períodos de rápida expansión e inversión significativa en nuevas tecnologías como el cohete Neutron.
Además, su carácter “excesivamente” ambicioso y sus amplios conocimientos se dejan ver muy frecuentemente en las diferentes presentaciones de la compañía, si bien creo que van acordes al concepto del negocio y a la visión de su fundador. Como perfecto ejemplo, en esta call de la última presentación para Morgan Stanley (ver abajo), Adam deja caer que el margen bruto de la unidad de Lanzamientos, aún sin la capacidad de reutilización, podrían llegar a ser de hasta un 40%-45%, añadiendo dicha capacidad un 5% adicional en el futuro para llegar a un muy ambicioso 50%.
En esta misma presentación habla de la diferencias de valoraciones entre SpaceX y Rocket Lab, aduciendo que en el futuro la gente se dará cuenta de que no hay nada que SpaceX haga que Rocket Lab no pueda hacer, intuyendo que ese rango irá disminuyendo y ajustándose a la realidad.
En cuanto a alineación, el salario (incluido Bonus) de Spice en 2023 fue menor a los 700.000 dólares, por los más de 5,7 millones que ostenta en acciones. Figura importantísima para seguir la actualidad de Rocket Lab, ya que no sólo incursiona en el aspecto financiero.
Shaun O’Donnell, Director de Operaciones (COO)
Como COO, Shaun O'Donnell es responsable de las operaciones globales de Rocket Lab, que incluyen la logística de lanzamiento, la fabricación y la eficiencia general de la cadena de suministro. El liderazgo de O'Donnell asegura que el ambicioso ritmo de lanzamientos de Rocket Lab (que se espera que aumente a unos 50 lanzamientos por año) sea alcanzable. Su enfoque en mejorar los procesos operativos ha permitido a la compañía escalar sus lanzamientos del cohete Electron de die
z en 2022 a más de los 20 esperados para 2024.
Richard French, Vicepresidente de Servicios de Lanzamiento Global
Antes de unirse a Rocket Lab en 2019, Richard French acumuló más de una década de experiencia en la NASA. Allí lideró importantes programas ayudando a establecer asociaciones tecnológicas con la industria espacial. También fue parte del equipo que aterrizó el rover Curiosity en Marte, siendo galardonado con la Medalla al Logo Púbico Temprano por su trabajo como ingeniero de sistemas mecánicos en la misión Soil Moisture Active Passive. Durante dos años, ocupó roles de liderazgo en la Dirección de la Misión de Tecnología Espacial de NASA, donde fue clave en la creación de asociaciones público-privadas con empresas como Blue Origin y Astrobotic Technology.
En Rocket Lab, French ha sido fundamental en la expansión de los servicios espaciales de la empresa, trabajando estrechamente con agencias gubernamentales de EE.UU. y otros mercados internacionales. Su experiencia previa con alianzas estratégicas y tecnología espacial lo convierte en una figura clave en el crecimiento de Rocket Lab en el sector.
Total alinación con los inversores
Sumando a todos los miembros del consejo y directiva, la alineación es notable para un negocio de las características de Rocket Lab, sumando casi un 14% del total de las acciones en circulación, siendo Peter Beck el máximo exponente con el 10% de ellas.
9. Valoración
9.1. Ingresos segmento Launch Services
Rocket Lab ha posicionado su cohete Electron como un lanzador líder para pequeños satélites, y su desarrollo del Neutron apunta a competir en el segmento de lanzadores medianos, especialmente para megaconstelaciones y misiones más grandes. A medida que el mercado de satélites y el número de lanzamientos crece, Rocket Lab planea aumentar su cadencia de lanzamientos significativamente.
Electron: Actualmente realiza unos 20 lanzamientos al año (esperados para 2024), con un precio promedio de $7.5 millones por lanzamiento. Es muy posible que Rocket Lab llegue, por todo lo visto en esta tesis, a realizar más de 50 lanzamientos anuales hacia 2027, con lo que esto podría generar, a una media de ingresos de 7,5 millones, unos $375 millones al año en lanzamientos de Electron.
Neutron: Este vehículo, que se espera entre en operación en 2025 como ya vimos, está diseñado para cargas útiles más grandes y megaconstelaciones. Si en 2025 fuera capaz de realizar su primer lanzamiento, posiblemente en 2026 el objetivo estaría en torno a los 3, y en 2027 en torno a los 9. Multiplicando cada uno de ellos por 50 millones de ingresos, hablaríamos de unos $650 millones al año en lanzamientos de Neutron; utilizaremos estos $650 millones como caso base. Para un caso pesimista, vamos a contabilizar, por retrasos en el guidance, 2 vuelos en 2026 y 6 vuelos en 2027, para un total de 8 lanzamientos hasta 2027, lo que daría unos ingresos de $400 millones en un caso pesimista.
Ingresos totales por lanzamiento:
Caso base: $1025 millones
Caso pesimista: $725 millones
9.2. Ingresos segmento Space Systems
Entendiendo que actualmente Rocket Lab podría generar en torno a 320m anuales en su segmento de Servicios Espaciales, y aplicando una tasa de crecimiento del 30% (por todo lo visto en cuanto a demanda actual y crecimiento parabólico del sector), llegaríamos a unos ingresos estimados de unos $700 millones a finales de 2027. En un caso más pesimista, rebajaríamos la tasa de crecimiento a un 20%, con un resultado de $550 millones
9.3. Estimación total de ingresos para 2027:
a) Caso Base: Lanzamientos Electron + Lanzamientos Neutron + Space Systems: $1725 millones
b) Caso Pesimista: Lanzamientos Electron + Lanzamientos Neutron + Space Systems: $1275 millones
9.4. ¿Cómo valorar estos ingresos?
Rocket Lab está por “explotar”. Los números de hoy no tienen ninguna importancia teniendo en cuenta la demanda actual de servicios especiales, la que se espera en estos próximos años, y la inexistencia en las cuentas, por ahora, de la mayor generación de ingresos, Neutron.
Por lo tanto, es imposible basarnos en cualquier otra métrica que no sean los propios “ingresos” e intentar estimar en qué número pueden situarse en los próximos años. La segunda parte de la valoración sería calcular cuanto estaría el inversor dispuesto a pagar por esos ingresos. Hasta el momento, y en los pocos años cotizados, la media es de unas 12x/ventas (o ingresos)
Es extremadamente difícil, y por ello los movimientos bruscos en él, dar con un valor justo para la compañía. Por su naturaleza, y su alto crecimiento, tiende y creo que tenderá a generar períodos de “burbuja” donde la valoración pueda irse a 20 o incluso 30 veces ventas. La hemos visto ya a 60 veces y hemos observado como en compañías como Palantir el rango se va fácilmente a esas 25-30 veces (siendo más madura), y aún habiéndose estado valorando con anterioridad a menos de 10 e incluso de 5 veces.
¿Qué tiene que ocurrir para que suceda esto? Desde mi experiencia, estos períodos concurren con una visión del sector positiva, con grandes vientos de cola, con un “boom” en ingresos en períodos de 1-2 años. En el caso de Rocket Lab, y estimando el concenso un crecimiento de ingresos aproximadamente del 35%, podría ocurrir si durante un año estas tasas aumentaran a un 50 o 60%, lo que me parece probable una vez comienzas a investigar sobre los contratos que están por salir en el sector.
El resto de ingredientes creo que aportan una base mínima de cotización, y son los que hemos comentado a lo largo de esta tesis. Los ingresos de Rocket Lab son de muchísima calidad, son de naturaleza oligopolista y de una durabilidad futura que puede compararse con la de pocos sectores. El espacio siempre estará ahí, más cerca o lejos de nosotros, pero su estudio y su uso sólo puede ir en aumento porque los recursos, aquí en la Tierra, son cada vez menores y, la población, cada vez mayor.
Si a esto sumamos una visión de márgenes brutos superiores al 45% a futuro, la entrada en escena de Neutron, y la cada vez mayor importancia de la infraestructura de Rocket Lab en la LAE, creo que estamos ante la receta perfecta para que los ingresos de Rocket Lab sean cada vez más valorados desde un punto de vista histórico y con una mirada en el largo plazo. Esto ocurre en sectores que se ven cada vez más fortalecidos y con foso, con un ejemplo como el que vemos abajo de Microsoft.
9.5. Tres casos, todos posibles.
Con esta incertidumbre en cuanto a valoración, y sabiendo que comprende rangos amplísimos de visiones e interpretaciones, vamos a intentar ofrecer:
A) un caso base, a una valoración base.
B) un caso base, a una valoración optimista.
C) un caso pesimista, a una valoración deprimida.
El precio de Rocket Lab, a futuro, podrá moverse en torno a las diferentes estimaciones, con rangos amplios de valoración y movimientos bruscos, como los que hemos tenido hasta la fecha. Sin embargo, debemos considerar que tratamos con una visión a muy largo plazo (10-20-30 años vista) y que ésta se consolidará en torno a unos múltiplos concretos una vez las tasas de crecimiento y los márgenes alcancen una cierta madurez, que no va a ser ni mucho menos para el año 2027 que planteamos. Por lo tanto, esta estimación de precios a 3 años es útil pero incompleta, pues creo que los rendimientos futuros, en su gran parte, vendrán de la consecución de lustros e incluso décadas de ejecución.
A) Caso base a valoración base:
Disponemos de unos ingresos de $1725 millones que podemos valorar a 7x/ventas, creo que de manera conservadora viendo el crecimiento que esperará por entonces en el horizonte. Estaríamos ante una capitalización de 12b, por los 4,5b actuales. Precio final 2027: 23,9$ (CAGR: 31,4%)
B) Caso base a valoración optimista:
Disponemos de unos ingresos de $1725 millones que podemos valorar a 12x/ventas, este rango podría ser incluso mayor en un ligero estado de burbuja dado el sector, pero podemos centrarla en esas 12 veces. Estaríamos ante una capitalización de 20.7b, por los 4,5b actuales. Precio final 2027: 42,3$ (CAGR: 54,6%)
C) Caso pesimista a valoración deprimida:
Disponemos de unos ingresos de $1275 millones que podemos valorar a 4x/ventas (su menor múltiplo histórico hasta la fecha). Estaríamos ante una capitalización de 5.1b, por los 4,5b actuales. Precio final 2027: 10,4$ (CAGR: 3,6%)
10. Reflexión final
Es muy posible que, visto el enorme rango de interpretaciones posibles, Rocket Lab parezca una inversión de riesgo, o más de que riesgo, incierta. Mi visión ante ella es la siguiente:
Actualmente, la importancia del valor de Rocket Lab no reside en lo cuantitativo. Ni en términos de ingresos, ni de valoraciones (siempre que no esté en burbuja, que no lo está). ¿Qué importa aquí entonces? Debemos intentar situarnos en el futuro, a 5 años vista, y ver qué puede ser Rocket Lab por entonces. En mi cabeza, Rocket Lab, gracias a un CEO único en el mundo, será participe importante de un oligopolio, situación prevista por las enormes dificultades que presenta la entrada de nuevos jugadores.
Como empresa, dispondrá de unos márgenes brutos bastante saludables (¿40% quizá?), mayor know how, mejor tecnología y una infraestructura única. Podrá disponer de su propia constelación satelital y habrá establecido, con suerte, un track record como el que mantiene hasta ahora, pero entonces con Neutron también en juego.
El espacio será cada vez más accesible y Rocket Lab será uno de sus “dueños”. El “Space As a Service” probablemente sea ya una realidad, y la compañía estará dando soporte a clientes comerciales y gubernamentales en multitud de frentes: turismo, redes, fabricación in situ, apoyo a agencias espaciales, defensa nacional, etc.
Ante todo ello, desde mi punto de vista los ingresos de RKLB 0.00%↑ serán muy bien valorados, y su integración vertical conformará una barrera de entrada difícil de superar para cualquier otro jugador.
Como referente más cercano, es bueno saber que SpaceX se está valorando en el mercado privado a 100 veces el valor actual de Rocket Lab, pues como hemos visto en esta tesis, es común aceptar que las diferencias a futuro entre ambas compañías no deberían ser muy grandes. Para mayor tranquilidad, y sabiendo que el múltiplo EV/ventas es el único fiable hasta la fecha, conviene recordar que con unas tasas de crecimiento esperadas del 35%, el valor de Rocket Lab no debería permanecer mucho tiempo en reposo siempre que su compra no la efectuemos a un múltiplo exageradamente alto.
Finalmente, y con todo lo visto hasta ahora, volvemos como en círculo al título inicial: Nos vemos en 10 años. Perseguimos inversiones que generen grandes rendimientos, pero los mercados y las empresas cambian. Ante esto, y desde mi percepción personal, Rocket Lab reúne todos los ingredientes necesarios para rendir en mi cartera: un CEO visionario, una directiva alineada, un sector en auge y con falta de oferta y un mercado con grandes barreras de entradas. Mi función será revisar que todo esto siga vigente año tras año, y dentro de una década, poder revisar los rendimientos ofrecidos.
Espero les haya gustado esta tesis. Por el momento, intentaré seguir manteniendo este substack como gratuito para que pueda llegar al mayor número de personas. Si desean colaborar y ayudar para que pueda seguir publicando contenidos como este, debajo dejo un enlace donde podrán hacerlo invitándome a un Capuchino :)
Bibliografía:
Rocketlab.com
Bessemer Venture Partners
LinkdIn
Deutsche Bank Research | The Big Rocket Shortage
Science Learning Hub Pokapu Akoranga Putaiao
Tickr
Space.com
Land Information New Zealand
Morgan Stanley Conferences
The Space Barons", Christian Davenport
Aerospace Business News
SpaceNews
Control de Misión
NasaSpaceFlight.com
TechCrunch
NASASpaceFlight
Deutsche Bank
Excelente análisis, muy bien estructurado y entretenido. Me lo he leído de principio a fin como el que lee un libro.
Enhorabuena.
Brutal. Enhorabuena, Crack